El Festival Atlántico Sonoro lleva 15 años ininterrumpidos ofreciendo una propuesta multidisciplinar en las Islas Canarias con el ánimo de revitalizar y difundir la cultura y el patrimonio cultural del Archipiélago, con una perspectiva de conocimiento propio y una consecuente proyección y difusión local, regional y exterior, gracias a la dedicación y entrega de los diferentes profesionales de los diversos ámbitos que han participado en todas las catorce ediciones anteriores.
Su contribución a la Música, las Artes Escénicas, la Danza, Artes Plásticas y Visuales, Audiovisuales, las tradiciones y las costumbres de la cultura popular canaria y su relación con otras áreas del conocimiento humano, lo han convertido en un Festival único, diferente y singular en todo el territorio estatal.
La sostenibilidad, el contacto con la naturaleza –su cuidado, la introspección y la reflexión de las vivencias en este medio–, la proximidad y amabilidad con el público asistente, su compromiso con los jóvenes artistas y figuras consagradas y relevantes del panorama social, educativo y cultural canario, han sido y son señas de su identidad, pues pone de relieve el movimiento, la palabra, la melodía, la mirada, etc., para apostar por el fomento de la creatividad, el intercambio de experiencias e iniciativas individuales y comunitarias.
Por tanto, estamos ante un Festival que incide en la importancia de las manifestaciones artísticas y culturales para cubrir de este modo la progresiva demanda social al respecto, fruto esta del también creciente conocimiento e interés que se viene teniendo sobre el proceso creativo desarrollado en nuestras islas.

Sin duda alguna, el Festival sigue apostando por un área de crecimiento creativo, educativo, artístico, personal de manera integral. Estados de ánimo, sentimientos y pensamientos se dan la mano permitiendo darnos cuenta de que somos seres llenos de posibilidades y capaces de traspasar nuestras propias fronteras para buscar nuevos horizontes que mejoren la realidad del individuo y de la sociedad, proporcionando así, un medio para el desarrollo de la socialización, al promover la participación emocional y la empatía. Al tiempo que potencia conductas de cooperación y respeto, la diversidad, integración, rompiendo con los prejuicios, estereotipos y roles en función de género.
Su enclave paisajístico, en el caso de la isla de La Gomera, en particular, el Jardín Botánico del Descubrimiento de Vallehermoso, donde se desarrolla una parte relevante de las actividades de diferentes disciplinas, temáticas, participantes y espacios del Festival, generan un lugar de encuentro comunitario y de escucha más espontáneo, flexible, generoso, original y sensible, donde la consciencia, el (auto)conocimiento, lo estético, la naturaleza y lo ético se entremezclan con fluidez, tolerancia, asertividad y cuidado.